sábado, 14 de junio de 2014

LA UTILIDAD DE LO INÚTIL, de Nuccio Ordine (29/05/14)


Un llamativo título que invita sin más a ojear, con “hache” y sin ella, sus páginas buscando comprobar si el título es reversible o no. ¿Es lo mismo  “la utilidad de lo inútil” que la “inutilidad de lo útil”?
Lo mejor que podría decirse de este libro sería, paradójicamente: “¡Qué inutilidad de libro!” Si “lo hermoso es batirse por nada”, qué mayor hermosura que buscar el conocimiento porque sí, por placer. Sin más. Ya dijo Skinner en Walden 2 que “la educación tiene valor en sí misma o no tiene ningún valor”.
Añade Ordine que el conocimiento es además una riqueza que se puede transmitir sin empobrecerse. Todo, o casi todo, puede comprarse excepto el conocimiento. Nadie puede aprender por nosotros. Ni por nuestros alumnos y alumnas. Sólo podemos intentar transmitirles la necesidad  de saber. Cómo conseguirlo es el dilema y el origen de la sensación de fracaso que a menudo asalta a los docentes cuando llega el final de curso.
¿Hemos intentado convencer a nuestros alumnos de que lo superfluo (según su criterio), por inútil, es precisamente lo necesario?  Podemos contarles como la barbarie siempre se ceba en las cosas “inútiles” (bibliotecas, monumentos, etc). Podemos leerles el ensayo de Flexner que figura como apéndice final al librito, como hizo uno de nuestros contertulios. Podemos contarles el episodio que relata Ordine sobre Sócrates, del que cuenta como intenta aprender a tocar la flauta aún a sabiendas de que está a punto de morir. O relatarles la otra anécdota sobre Euclides, en la que el matemático, a la pregunta de un alumno , “¿qué ganancia obtengo con aprender el primer teorema?”, ordena a un esclavo dar una moneda a su alumno ya que se ve que éste “necesita sacar algún beneficio de lo que aprende”.
El librito es en algunos momentos un libro de citas, hermosas la mayoría de ellas, y llenas de sentido y posibilidades todas. El manifiesto acaba con un párrafo que hay que citar obligatoriamente: “la pretendida inutilidad de los clásicos puede revelarse, por el contrario, como un utilísimo instrumento para recordarnos- a nosotros y a las futuras generaciones, a todos los seres humanos abiertos a dejarse entusiasmar- que la posesión y el beneficio matan, mientras que la búsqueda, desligada de cualquier utilitarismo, puede hacer a la humanidad más libre, más tolerante y más humana”.

Inutilidad y utilidad, dos caras de una misma moneda. La una necesitada de la otra para poder existir.

29 de mayo de 2014
José Ignacio del Barco

Os incluyo un esquema, para leer en vertical, elaborado por Enrique:





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